¿VIVIMOS INMERSOS EN UNA BURBUJA DEL LIBRO?

 



¿VIVIMOS INMERSOS EN UNA BURBUJA DEL LIBRO?

    Por Andrés Seoane y Manuel Llorente
 
    Feria de Madrid
    Radiografía del sector

    Nuevos formatos, más editoriales, incremento del índice de lectura... La pujanza está clara, pero ¿cómo convivir entre tanto libro? ¿Se edita demasiado? ¿El modelo actual es sostenible? Analizamos el sector con motivo de la Feria del Libro. 

¿Se edita mucho en España? Sí. ¿Demasiado? Depende quien conteste: los editores, defendiendo lo suyo, creen que no, pero los libreros se encuentran desbordados, las mesas de novedades no dan abasto, así que la vida de los libros es efímera. Otra cuestión espinosa es si el índice de lectura alcanzado durante la pandemia se mantendrá. Varios editores y libreros responden a La Lectura sobre los retos del mundo editorial siempre amenazado, siempre saliendo a flote. 

¿Un modelo sostenible? No, sostiene Rubén Hernández, editor de Errata Naturae. "Ni en términos ecológicos, ni sociales ni laborales". "En líneas generales, en España hay muy buenas editoriales que publican los libros más importantes del panorama nacional e internacional y muy buenas librerías que los venden", opina Miguel Aguilar, responsable de los sellos Taurus, Debate y Literatura Random House. "Me gustaría que el libro de Vargas Llosa sobre Galdós despertara tanto interés como la actuación de Chanel en Eurovisión, pero pienso que en nuestro país los libros y las ideas que transmiten siguen teniendo un peso importante en la conversación pública". 

Contundente se muestra Carlos Revés, director del Área Editorial del Grupo Planeta: "Nuestro sector ha salido reforzado tras los meses de pandemia. Eso nos ha espoleado. Somos conscientes de que tenemos una gran responsabilidad social y, como industria, está claro que debemos seguir aprendiendo y adaptándonos a nuevas realidades". 

Joan Tarrida, director editorial de Galaxia Gutenberg, considera que "debería mejorarse la distribución y las herramientas de análisis y conocimiento del mercado. Ello permitiría ajustar las tiradas y seguir con precisión la venta real, con lo que también se reducirían las reimpresiones innecesarias". 
Ahí abunda Rubén Hernández, partidario de "exigir a las papeleras que informen sobre la tasa de emisiones de CO2, elegir los papeles con menos emisiones, usar tintas vegetales...".

Una marea de novedades
"Sí, se edita demasiado", responde categórico Juan Miguel Salvador, dueño de la librería Diógenes, de Alcalá de Henares. "Aunque cada vez se ajustan más las tiradas, el número de novedades es tan desmesurado que genera un círculo vicioso de devoluciones". Miguel Aguilar, desde la óptica de un grupo como Penguin Random House, es más prudente: "Si me preguntas a mí, te diré que sí se publica mucho, pero que yo publico lo justo; son los demás los que publican demasiado. Y sospecho que los demás dirán lo mismo", bromea. Más serio, considera que si bien se editan muchos títulos "la tirada media no es muy alta. De hecho, la tecnología ha permitido hacer tiradas más cortas y reimpresiones más rápidas, por lo que estamos ajustando mucho". 

Lola Larumbe, que lleva más de 40 años en la Librería Rafael Alberti, contextualiza la situación: "En el reciente congreso Otra mirada, que reunió a editores y libreros en Barbastro (Huesca), un librero alemán dijo que pide novedades dos veces al año mientras que en España eso ocurre cada semana. En las mesas de novedades se produce un cuello de botella. Se devuelven libros porque hay muchos buenos y muchos editores independientes". Aunque agrega: "También se publican muchas cosas malas". Larumbe tiene claro que el término colocación es clave. "Qué libro colocar, o no, en la mesa de novedades. La competencia entre grandes grupos se ha extendido a los distribuidores, que también quieren su espacio. Eso tensiona el sistema". 

Aguilar, por su parte, prefiere abordar otra cuestión parecida: "El problema es cómo decidir qué libros publicar y cuáles no. Ahora mismo esa decisión la toma el mercado, o sea, una multitud de agentes individuales". En esa línea, Revés reflexiona así: "El editor intenta ser un reflejo del mercado. Es cierto que los canales de distribución han cambiado mucho en los últimos años y el ciclo de vida del libro es muy distinto, pero publicamos los títulos que creemos adecuados para ese mercado y en una cantidad que pensamos necesaria para el equilibrio de autores, editores y libreros". 

"¿No se puede decir también que hay demasiados bares y restaurantes y tiendas de roa y supermercados?", se pregunta Tarrida. "¿Qué autoridad puede decirle a un editor que no edite más o a la gente que deje de escribir tanto? Dejemos que cada no tome sus decisiones, y la trayectoria de su editorial o de su escritura ya le dirá cómo continuar", agrega, socarrón. 

La trampa de las devoluciones. Sea por saturación, falta de demanda, o la razón que sea, el resultado es que se devuelven libros. Un 28,2 %, según la Federación del Gremio de Editores. Muchos de ellos terminan envejeciendo en almacenes antes de ser guillotinados. Las cifras que apunta Salvador son estremecedoras: "Alrededor del 50 % de los diferentes títulos que pasan por una librería en un año no venden ni un solo ejemplar. No deberíamos aceptar como normal un rango de devoluciones global cercana al 30 %. Y de mucho más en el caso de las novedades, por encima del 40". ¿Por qué se llega a esta situación? Responde el propio librero: "Buena parte de las editoriales prefieren editar muchos libros por si suena la flauta y venden mucho de alguno en lugar de ser más selectivas y apostar por un menor número de títulos". 

¿Y si, como lleva sonando en un creciente runrún en el sector desde hace tiempo, se imprime bajo demanda? Según apunta Larumbe, "eso ya se está haciendo. Sobre todo las editoriales independientes, obligadas porque la impresión es cara, pero rápida". "Es una opción interesante para cierto tipo de libros, pero para la novedad no serviría", defiende Aguilar. "No es una terminología que me guste usar, pero es inevitable ajustar las existencias a la demanda prevista. Si esa demanda aumenta, se reimprime. Es más eficiente  este modelo que mantener los ejemplares en el almacén". 
Más radical es Hernández, que apunta que no se trata tanto de un problema de sobreproducción, sino de pérdida de poder adquisitivo. "Si la inmensa mayoría de la sociedad vive con menos dinero, compra menos libros, y el resultado aparente es la sobreproducción. ¿De verdad la solución es editar menos libros? ¿No deberíamos aumentar las comunidades lectoras con medidas económicas, educativas y culturales que hagan frente a las exigencias neoliberales que empantanan todo el sector?2, se pregunta el editor. 

Grandes y pequeños. Otro debate recurrente es el de la convivencia de los omnipotentes grandes grupos y las editoriales independientes. "Hay un estupendo auge descentralizado de sellos en diversas ciudades", sostiene Aguilar, que cita los casos de Sevilla, con Barrett y Athenaica, Logroño con Pepitas o Zaragoza con Xordica, entre otros muchos. Sin embargo, reconoce que "falta una clase media editorial". 

Tarrida también utiliza esta expresión. "Es cierto que ha desaparecido la clase media, comprada por los grandes grupos, pero, con todo, el sector editorial español es uno de los más dinámicos y diversos de Europa. Lo difícil no es fundar un sello, sino mantenerse. Nuevos sellos significan que el sector goza de una excelente salud, la variedad siempre es estimulante". 

Un producto de consumo más. El auge del audiolibro y otros soportes ¿pueden ser considerados como una amenaza o como aliados? ¿Están condenados a convivir? Larumbe enumera los supuestos enemigos que ha venido teniendo el libro tradicional en los últimos años: novelas de quiosco, libros en supermercados, en cedé, internet, el libro digital... "Estamos acostumbrados a vivir con esas amenazas, así que sería un producto de consumo más", opina. Para Aguilar "el audiolibro es interesante porque permite que el tiempo de lectura se solape con otras actividades. En general, creo que lo esencial del libro sigue siendo la misma y los distintos soportes han demostrado ser muy compatibles". Revés acepta la realidad, "ya todo el mundo es multidispositivo; optar pro uno u otro es simplemente una elección del lector, que dependerá de sus rutinas, hábitos, momentos...". Pero no olvida el germen: "Pasarán los años y lo importante será el origen de todo: el autor y su historia". 

No muy lejos se encuentra Tarrida: "Si la vocación del editor es poner los textos al alcance del lector, lo lógico es que lo haga en cuantos más formatos mejor". Y señala que, hoy en día, "los audiolibros tienen un coste alto y unas ventas reducidas que no permiten cubrirlos". ¿Qué pasará en el futuro? No se atreve a predecirlo. 

Una segunda vida. La proliferación de librerías con volúmenes usados va creciendo gracias a precios asequibles y a su (generalmente) buen estado de conservación. Esta nueva realidad responde, según Aguilar, "a que tenemos casas cada vez más pequeñas y no sabemos qué hacer con los libros al cabo de los años". Salvador insiste en que ocurre por editar en exceso: "Por una parte supone una salida con un menor impacto ambiental que guillotinarlos y hacerlos pasta de papel, pero por otra desvirtúan un tanto la percepción del valor del objeto libro". Y, para terminar, Hernández afirma que "cuantas más librerías haya, y cuanto más concienciados estemos de la necesidad de dar a segundos y terceros usos a los libros, mejor". 

74584 Es el número de libros que se editaron en España en 2020. Un 9,4 % menos que en 2019. 


25,1 % De los libros se distribuye por Amazon. 

9,9 Libros al año es la media española de lectura. 

23891 Son los libros que fueron editados en formato digital, y 50698 en papel

40 % De los textos editados corresponden a no ficción: técnicos, universitarios, religiosos, etc.

8,6 % De las novelas que se venden corresponden a clásicos, cifra que es superada con creces por las contemporáneas que representan el 60,1 % de las ventas de novelas. 

12,10 Euros es el precio medio de las novelas para adultos en formato papel. En el caso de los libros universitarios la cifra llega a los 23,04 euros. 

28,2 % De los libros comprados son devueltos a las editoriales. 

22,2 % De los libros se distribuyen para venderse en Madrid. 

40 % De los textos editados corresponden a no ficción: técnicos, universitarios, religiosos, etc. 





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